21.9.13

wayward son

Carry on my wayward son
There'll be peace when you are done
Lay your weary head to rest
Don't you cry no more

9.9.13

Una bala y salimos corriendo

Sentía el bombardeo en las sienes. La piel estremecida. Los labios secos, el cigarro encendido, los ojos húmedos pero no mojados. Mis dedos entumecidos aferrando el arma como aquel que se agarra a su vida desesperadamente. En frente de mí, el demonio. Mi demonio.
— ¿Qué vas a hacer, Roko?
Mi demonio se había golpeado la cabeza, como había deseado. El humo del cigarro impregnaba la escena.
—No te muevas, hijo de puta. Y cállate. Cállate. —Aquello no iba en broma. Era cierto que estaba tardando mucho en apretar el gatillo, pero no podía evitarlo. Incluso para una escoria como esta era difícil. Si lo hacía jamás sería la misma. Lo sabía.
—Vamos, Kokó, esto es una tontería y los dos lo sabemos. Tú no eres una asesina. —Se incorporó para acercarse a mí. Casi presioné el arma contra su sien para que volviera a arrodillarse.
—Que te estés quieto hostia. Y te he dicho que te calles. —Me aseguré de que captara la idea, con un rodillazo en las costillas—. Vas a escucharme, mierda de tío, y asegúrate de que me oyes bien porque será lo último que nadie te diga. Yo no soy una asesina, pero tampoco era una puta hasta que me raptaste cuando no levantaba un metro del suelo. Yo no soy una asesina, pero ya no soy una niña. Los giros que da la vida, supongo. En realidad te estoy haciendo un favor,  cuando vengan aquí te encontrarán muerto y no tendrás que ir a la cárcel donde te darán por culo hasta que te salgan sus pollas negras por la boca. Creo que te encantaría. Pederastia, prostitución, tráfico de drogas, asesinatos y mafias no son cinco añitos y a tu casa.  Da para que te dilaten el agujero de tu culo unos cuantos centímetros. Así que de nada. —Mantuve alta la pistola, respirando. Tenía quince años y nadie sabía lo que aquel hombre tan indefenso me había hecho pasar. A mi mente solo venían esas imágenes horribles, desde tan pequeña. Cuando abrí los ojos, no dudé. Yo ya no era Roko Clair. No era Kokó. No lo era. Mi nombre era Smoke—. Nos vemos en el infierno, Gabriel.

Bang.

7.9.13

Recetas apocalípticas para el desastre

Esta última semana no tiene desperdicio. Ha sido una auténtica locura, de verdad. Os contaré un poco como ha sido mi experiencia del JsiF este año. A3cL nació hace ya tiempo, no se llamaba así, pero era una idea parecida de la que siempre he tenido pendiente escribir. Durante el mes de agosto he estado muy agobiada por todo lo que tenía que hacer, véase practicar con mis instrumentos para llevar un buen nivel a la escuela de música, quedar por las tardes con la pandilla de mi pueblo, hacer recados, limpiar, dibujar y por las noches, escribir. Como veía que solo tenía tiempo de hacerlo por la noche y que dependía totalmente de la inspiración me marqué una pauta: 1000 palabras a la noche, o no te vas a dormir. Así que independientemente de que fueran las tres de la madrugada, las cinco o las ocho, tenía que cumplir o no me sentía a gusto. El problema de todo esto es que escribía las cosas forzada, sin disfrutar, sin entrar en los personajes como debiera. Releía lo escrito y me daba golpes en la cabeza, porque era auténtica basura.

Así que en un momento de locura, cuando ya había llegado a mi casa en Madrid, borré todo lo escrito. Literalmente. Seleccioné desde le última hoja y ¡boom!  Ese fatídico momento fue el 31 de agosto. Ahí empezó el desastre. Volví a escribir, con auténticas ganas de hacerlo bien, desde que se ponía el sol hasta que amanecía. Mis padres se asustaron  porque yo ya no salía de mi cuarto para nada que no fuera comer. Ni a la piscina, ni amigos, ni móvil ni leches en vinagre. Colgué esto en la puerta. Cuando me sentía cansada o desinspirada, mis únicos rincones para la desconexión eran el foro de LGG o tumblr, porque me había obligado a cerrar todo los demás. De vez en cuando miraba SaM, el foro de rol más estupendo en el que yo haya estado, pero no me metía porque sé que es mi perdición. Una de las tardes me miré videos en youtube del tío más fotogénico del mundo y traté de parar en un momento en el que saliera feo. Si os lo preguntáis, lo conseguí. Había siempre un momento de bajón durante la tarde en el que tenía que bajar a la cocina a ponerme las botas. Creé los combos. Y son lo más asqueroso que os podáis imaginar. Me daba la gula y comía cosas como chocolate, pan de gambas, jumpers, salchichón… pero seguidos. Lo peor de todo es que el estrés me ha hecho perder mucho peso. Puede que digáis: ¡oh qué bien, y sin hacer ejercicio, comiendo como una gocha! Pero lo cierto es que para mí eso es malo. Tengo una constitución ya de por sí bastante delgada y no llego a los 50 kilos, os aseguro que es el mal que después de dos minutos de carrera estés desfallecida. Eso juntado con mi asma crónica, pues ya ves tú qué gracia me hace. He de reconocer que los momentos más productivos seguían siendo los nocturnos. Hubo un día que directamente me acosté a las once de la mañana. Creo que no me he sentido tan sola con esto porque mi hermana también está estudiando y podía ir a hablar con ella cuando no podía con mi alma. Solíamos bajar a las cinco y media de la madrugada a tomarnos un Cola-Cao y… las conversaciones que teníamos… ya os podéis imaginar mi demacre.

El momento álgido vino el 5 de agosto, cuando  ya iba por el capítulo XII. A uno de terminar. Llevaba cuatro horas bloqueada con la misma mierda de escena.  Cuando digo cuatro, DIGO CUATRO HORAS MIRANDO MAL A UN JODIDO WORD. Sed conscientes de que había empezado seis días antes y era consciente de que el tiempo era oro, no me podía permitir un bloqueo, literalmente. La clave fue lo de siempre: la música. Me sumergí en los archivos oscuros de mi ordenador y encontré un Word con un rol que masteé llamado Magia Negra. El único que he hecho literalmente sola (ese rol me encantó) y lo que creo que le caracteriza es que tenía una banda sonora genial. Encontré varias piezas buenas y los dedos respondieron, las palabras salían solitas. Sin que tuviera que morderlas.

El final fue lo mejor.  Espero que me creáis cuando digo que no lo tenía planeado. NADA. Salió como salió, y los que la lean puede que piensen que no porque cierra todos los huecos, pero solo escribí lo que me salía. Hubo un momento, a las cinco de la mañana (ya era 6 de septiembre) en el que me puse a llorar. Mi hermana estaba en mi cama, procastinando con su ordenador y yo estuve media hora llorando silenciosamente sin que se diera cuenta. No lo había hecho en ningún momento de la historia y creo que es necesario, porque si no te emocionas tú dudo que emociones a los demás. Tardé alrededor de veinte minutos en escribir el párrafo más triste de la historia y mis lágrimas se habían convertido en cataratas. Cuando hice un poco más de ruido, se volvió y me miró en plan “Pero… ¿qué coño?” Decidimos que era la hora del Cola-Cao. Ahí yo me empecé a descojonar mientras que lloraba, y todo eso sumado a mi demacre formó una coalición única. No quiero saber qué es lo que vio mi hermana esa noche. También me explicó que hacía años que no me veía llorar y yo a lo WHAT. No soy una persona llorica, lo reconozco, pero eso fue como una zambomba.  Al terminar ella se fue a dormir y yo volví al ordenador, a terminar con el capítulo XIII. Hasta que terminé la historia, a las siete/ocho de la mañana. Así pues tardé una semana, desde el 31 hasta el 6. Dejé un mensaje que ni yo entendí en twitter y me fui a pegar una ducha. Ese día no dormí nada. Cuando abrí twitter seis horas después casi me volví a emocionar por toda la gente que me felicitaba. En serio, muchísimas gracias a todos que enseguida reaccionasteis.

Y nada, ahora la historia está en manos de mis betas, después de una ojeada mía anterior. Como son unos cracks se la van a leer en dos/tres días y yo podré recopilar y enviarla el 10. Like a boss. ¡Ese es mi JsiF’14! ¿Qué tal el vuestro? :3